Dicen que las casualidades no existen

O eso es lo que muchos creemos. Pero algunas veces las casualidades son tan casuales que asustan.

Los días 7 y 8 de marzo del 2020, fue la última actividad “normal” que pudimos hacer y que podíamos planear, sin saber lo que se nos venía encima.

Todo empezó semanas antes cuando desde el consejo territorial de la ONCE en el País Vasco, se pusieron en contacto conmigo porque querían hacer una salida con un buen grupo de afiliados, ofreciéndoles algo diferente.

Querían pasar un fin de semana pisando nieve y disfrutando de algún entorno rural en familia.

Para mí era todo un reto, ya que era un gran grupo en el que había algunas personas ciegas total, y otras con baja visión, a las que tenía que ofrecer algo lo suficientemente atractivo y seguro, como para que quisieran repetir.

Si pensamos en nieve, en pueblos con encanto, cerca del País Vasco, donde la gastronomía es algo que no deja indiferente a cualquiera, a mí se me ocurre como primera opción el pirineo Navarro. En concreto el pueblo de Isaba y sus alrededores.

A la propuesta de hacer senderismo con raquetas de nieve, había que sumarle alguna otra actividad atractiva y que las personas ciegas pudieran disfrutar.

Me puse en contacto con mi maestro y ahora compañero Dani de la empresa Mirua, experto en fauna y flora de la zona a la que queríamos ir.

Diseñamos un fin de semana completo con senderismo con raquetas de nieve, visita a la impresionante Foz de Lumbier para observar aves, y comida en una típica bodega donde poder degustar un buen chuletón.

Al ser un grupo numeroso, conté con la ayuda de otras dos personas, también guías de montaña, que me ayudarían en el guiado del grupo.

Los días previos a la salida, la climatología no dejó de darnos malas noticias. Lluvias, fuertes vientos, nevadas importantes… Noticias todas ellas buenas para la actividad que queríamos llevar a cabo, pero también preocupantes porque el destino al que queríamos llegar estaba impracticable por culpa de la nieve.

Casi sin darnos cuenta llegó el día. Nos juntamos en el hotel de Isaba, y comenzamos con las presentaciones del grupo y guías, antes de cenar y descansar para lo que sería el día de las raquetas de nieve.

Como digo, la carretera que nos tenía que subir al lugar donde teníamos previsto ponernos las raquetas de nieve, estaba cortada, pero esto nos ayudó para conocer otro bonito recorrido que sí pudimos hacer todo el grupo.

Del gran grupo que se había animado desde Guipúzcoa, Álava y Vizcaya, todos ellos familiares y afiliados a la ONCE, prácticamente ninguno había utilizado antes unas raquetas de nieve, ni habían tenido esa sensación única de flotar sobre ella.

Los primeros minutos fueron para organizar el grupo, enseñar el manejo de las raquetas, dar unas nociones muy básicas de lo que se debía y no se debía hacer, y las indicaciones de seguridad obligatorias en estas circunstancias.

Para el grupo de guías fue una experiencia fantástica porque todo el grupo venía con una gran disposición y con muchas ganas de pisar nieve.

"Tenía que ofrecer algo lo suficientemente atractivo y seguro, como para que quisieran repetir"

Yosu Vázquez – Técnico Deportivo de Montaña

"Los primeros minutos fueron para organizar el grupo, y para dar las indicaciones de seguridad obligatorias en estas circunstancias"

Yosu Vázquez  – Técnico Deportivo de Montaña

CONTINUARÁ